Alejandro III de Macedonia: también conocido como Alejandro Magno .
Nos muestra algunas lecciones de liderazgo intemporales, pero también algunos fracasos evidentes. El reinado de Alexander ilustra una serie de lecciones importantes de liderazgo que siguen siendo aplicables a los jefes políticos y de negocios en la actualidad:
- Tener una visión convincente.
Las acciones de Alexander demuestran lo que se puede lograr cuando una persona está totalmente enfocada, cuando tiene claridad junto con una “magnífica obsesión”. A través de gestos dramáticos y grandes habilidades retóricas, Alexander habló a la imaginación colectiva de su gente y ganó el compromiso de sus seguidores.
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- Crear un equipo ejecutivo completo
Alexander también sabía cómo construir un equipo comprometido a su alrededor y operaba de una manera que permitiera a sus comandantes aprovechar las fortalezas del otro.
- Fomentar la innovación.
Alexander se dio cuenta de la ventaja competitiva de la innovación estratégica. Debido a su hábil despliegue de tropas, su apoyo y confianza en la creatividad de su cuerpo de ingenieros, y su propia perspicacia logística, su máquina de guerra fue la más avanzada de su tiempo.
- Fomentar y apoyar a los seguidores.
Alexander sabía cómo alentar a su gente por su excelencia en la batalla de maneras que permitieran una mayor excelencia. Rutinariamente señalaba a las personas para que prestaran especial atención y recordaba los actos de valentía realizados por héroes antiguos y caídos, dejando en claro que las contribuciones individuales serían reconocidas. También tenía la capacidad de ser un ‘contenedor’ de las emociones de su gente a través de la escucha empática.
- Invierte en gestión del talento
Extremadamente visionario para su tiempo, Alexander gastó una cantidad extraordinaria de recursos en capacitación y desarrollo. No solo entrenó a sus tropas actuales, sino que también miró hacia el futuro desarrollando la próxima generación.
- Crear mecanismos de gobierno organizacional.
La última lección que ilustra el caso de Alexander (nuevamente por omisión) es la importancia primordial de los poderes compensatorios. Los líderes tienen la responsabilidad de establecer mecanismos adecuados de gobierno organizacional, utilizando controles y equilibrios para evitar la toma de decisiones erróneas y el abuso de poder.
- Plan de sucesión
Otra lección que Alexander enseñó por omisión es la necesidad de un plan de sucesión viable. Estaba tan concentrado en su propio papel como rey y aspirante a deidad que no podía pensar en el futuro cuando se fue. Como resultado, los buitres políticos destrozaron su vasto imperio después de su muerte.
Alejandro comenzó su reinado como un gobernante ilustrado, alentando la participación de sus “compañeros”, soldados leales procedentes de las familias nobles de Macedonia. Pero como muchos gobernantes antes que él, se volvió adicto al poder. Hubris levantó su fea cabeza. Con el paso del tiempo, el comportamiento de Alexander se volvió cada vez más dominante y grandioso. No toleró nada más que los aplausos de su audiencia, por lo que su círculo inmediato mantuvo sus reservas para ellos. Como resultado, perdió contacto con la realidad, otro factor que lo llevó a no consolidar su imperio.
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