¿El “compromiso” y la “conciencia” siguen siendo mutuamente excluyentes y, por lo tanto, distinciones relevantes para hacer sobre las tácticas de marketing, o es una falsa dicotomía obsoleta?

El término “compromiso” no ha alcanzado un significado consensuado, sino que sigue siendo un término favorecido en las discusiones en línea y generalmente tiene más que ver con el marketing no tradicional y, por extensión, las redes sociales y el marketing digital.

“Conciencia”, por otro lado, es un término bien entendido en las comunidades de marketing y publicidad. La “Conciencia asistida”, la “Conciencia no asistida”, la “Conciencia publicitaria”, etc., suelen operacionalizarse en los estudios de seguimiento de varios tipos. La conciencia es difícil de establecer y, por lo tanto, generalmente es costosa de lograr.

Me resulta útil comparar una jerarquía tradicional de modelo de efectos de comunicación con una conceptualización más emergente que a su vez asume una influencia más dominante atribuible al marketing no tradicional.

El modelo tradicional, a veces asociado con el dispositivo mnemónico AIDA, permite respuestas o “efectos” sucesivos que, en cierta medida, son impulsados ​​por las comunicaciones. Por lo tanto, la Conciencia -> Interés–> Deseo–> Acción (AIDA) es la secuencia de comunicación o jerarquía en desarrollo.

El proceso adquiere un tipo diferente de intensidad o propulsión cuando se asocia con nociones de compromiso y presumiblemente se debe más a los efectos de comunicación generados por el consumidor. He visto que la jerarquía caracteriza algo como esto: Visibilidad–> Buzz (o efectos de boca en boca) -> Compromiso–> Lealtad (reflejado en la compra y uso repetidos).

Susan Fournier desarrolló un marco bastante similar a este cuando estaba en la facultad de la Harvard Business School a fines de la década de 1990.

En resumen, respondería “no”, la distinción entre “conciencia” y “compromiso” no es difícil ni rápida. Estos términos no son mutuamente excluyentes, pero vale la pena hacer la distinción.

Con el advenimiento de las redes sociales, el compromiso y la conciencia
se han convertido en sinónimos. ¿Quién puede decir que alguien que lee su contenido pero no responde no está realmente comprometido (a pesar de que los habría capturado en sus métricas solo como seguidores que conocían su contenido)? El objetivo de cualquier comercializador debería ser construir relaciones con la base de audiencia apropiada a través del diálogo recíproco sobre el contenido relevante, lo que resulta en ventas continuas con una audiencia sostenible. Una vez que esté cumpliendo constantemente con ese axioma, podrá comprender mejor lo que califica como compromiso y lo que califica como conciencia para su audiencia particular.

Es una cuestión de gradaciones, no de dicotomía. Imagina un círculo. Una piscina de forma circular, mejor. En el borde exterior está la conciencia. En el centro mismo está el compromiso. Su trabajo como comercializador es guiar al cliente hacia el borde de su círculo y encontrar maneras de hacer que comience a nadar hacia el centro.