No.
- Era un buen orador pero un mal comunicador. Sus subordinados tuvieron que pasar tiempo explicando sus instrucciones entre sí, lo que socavaba su liderazgo.
- Su confianza en sí mismo era variable. Algunas veces se sentiría demasiado confiado y rechazaría cualquier objeción, otras veces vacilaría por mucho tiempo antes de encontrar la confianza para tomar una decisión.
- Su nivel de compromiso también fue impredecible. A veces podía llevar a todos con él con la fuerza de su convicción, otras veces no podía molestarse y en su lugar veía una película occidental.
- Excepto antes y al comienzo de la guerra, no era bueno inspirando o manteniendo una actitud positiva.
- Un líder debe ser intuitivo, pero también debe ser capaz de escuchar la razón. Era bueno en lo primero, pero no en lo segundo.
- En caso de competencia entre sus diputados, un buen líder se asegura de que la competencia se mantenga constructiva. Permitió una guerra casi civil entre las ramas del partido, dentro de las fuerzas armadas y en el gobierno civil.